19 marzo 2008

De dones y látigos (I)

Decía Capote (a mí esto me lo contó Almodóvar, principiando Todo sobre mi madre) que "...cuando Dios nos ofrece un don, al mismo tiempo nos entrega un látigo, y éste sólo tiene por finalidad la autoflagelación.”. Yo, que soy pródigo en dones (nótese que esta afirmación no tiene nada en absoluto de pretenciosa ni un átomo de vanidad, pues un don es, por definición, algo que viene dado y en lo que el receptor no tiene ni arte, ni parte, ni por supuesto mérito ninguno; creo además que cabe solamente - y es bueno y saludable - hacer repaso íntimo de los dones de uno mismo, agradecer al Dios que menciona Capote - si se cree en él - los que se tienen y ser conscientes lo antes posible de los que se carecen), estoy también orgulloso de mi látigo, que es largo y áspero y golpea a menudo, aunque claro, nunca tanto como a yo-látigo nos (me) gustaría.



Si fuese un don, estaréis conmigo que el don supremo sería la felicidad. Al fin y al cabo, vale más que ser guapo, saber mover las orejas, tener buena mano para la pintura, un alto coeficiente intelectual o una flexibilidad especial en los abductores; digamos que todos ellos son las herramientas con las que contamos, en el punto de partida, para alcanzarla. Entonces, ¿puede ser que ese don supremo lleve aparejado su supremo látigo?

(Parte II) (Parte III)

3 comentarios:

Esaque dijo...

Capote es que en el fondo era un tío que creía en el sentido de la justicia. Por eso afirmaba que las virtudes y los defectos se compensaban, y digo yo que así es como se mantiene el equilibrio de un mundo en el que cada vez hay menos fidelidad a las normas universales. Como al resto de cosas.

Diego dijo...

Mmm... Es interesante lo que me dices, aunque yo el látigo lo veo más como un instrumento que tiene el propio don para su autoperpetuación, para no caer en el olvido, para forzar a su dueño a darle uso, para ejercer su ventaja competitiva... Y por eso no veo el látigo como algo malo sino bueno, aunque duela.

Esaque dijo...

Yo tampoco lo veo como algo malo, intenté expresar una idea parecida pero es evidente que mi claridad dejó mucho que desear. Más allá de bueno o malo, creo que es necesario.