16 noviembre 2006

Mi casa

Hoy he leído una opinión muy interesante respecto al problema de la vivienda en el diario ADN, con la que estoy muy de acuerdo.

Es curioso cómo, ante una pérdida de libertad como la que Cristina Fallaràs explica en el artículo, no reaccionemos ya con resignación, sino que directamente no tengamos reacción. Simplemente, no nos damos cuenta. No entendería que los jóvenes saliésemos en masa a las calles y nos manifestáramos día tras día ante el Ministerio de la Vivienda - no por injustificado, sino por absolutamente sorprendente - pero sí me parece necesario que seamos conscientes de lo que este artículo expone, en su doble dimensión personal y social. Pienso ahora en amigos míos que luchan día a día por desafiar a su hipoteca y recuperar su libertad (ya sea en forma de un trabajo más digno o una temporada en Italia o...), con todas las apreturas y dificultades que ello conlleva... sólo puedo deciros ¡ánimo!

15 noviembre 2006

Web 2.0 factorial

Se habla mucho de la Web 2.0, un concepto lo suficientemente abstracto como para que haya todo tipo de opiniones, desde los que creen que es la panacea universal que salvará al mundo hasta los escépticos que no ven en el término más que humo, vacío, nada. Pues yo, al menos hoy, no la juzgaré. Hoy me quedaré en las siete primeras palabras que he escrito: se habla mucho de la Web 2.0.

Los que trabajamos en el “mundo tecnológico” (creedme que lo último que quería era poner un nombre al mundo en el que trabajo) pecamos, a mi modo de ver, demasiado frecuentemente de olvidar que el “resto del mundo” es mucho más grande. Que la mayoría de los usuarios de Internet no son (afortunadamente) techies. Y que, lo que es aún más importante, es ese “resto del mundo” quien decide, en gran medida, qué servicios gustan y cuáles no; qué iniciativas gozan del mayor de los éxitos y cuáles caen en el más estrepitoso de los fracasos; qué vive y qué muere en Internet.

Yo que aún soy un recién llegado a este mundo y pronto caeré, inevitablemente, en los mismos errores (no me malinterpretéis: espero por mi bien “cometer” también los muchísimos aciertos que lleva aparejado convertirse en un profesional de este sector), me apresuro a escribir estas líneas antes de que sea demasiado tarde; antes de que mi escala de valores comience a considerar a los innovadores como meros entusiastas, y a la mayoría temprana como rezagados que sólo se aprovechan de las innovaciones cuando éstas ya llevan meses disponibles.

La Web 2.0, con todo su boom, sus miles de páginas escritas, sus realidades de éxito como YouTube, Flickr y Wikipedia, sus miles de usuarios… es, hoy por hoy, dominio exclusivo de los entusiastas (early adopters). En el contexto mundial, hay una mayoría (temprana o tardía) de personas que aún están anclados (connotaciones al margen: y viven muy felices así) en la Web 1.0. Y, por supuesto, hay una mayoría de rezagados (dos palabras, mayoría y rezagados, incompatibles según el modelo de Rogers…) que aún viven sin acceso de ningún tipo a la Web: ¿podemos hablar de Web 0.0 para ellos?

Por lo tanto sí, es cierto, la Web 2.0 está ahí como fenómeno social, y pegando muy fuerte. Pero la Web, de manera genérica, no es Web 2.0; en todo caso, es Web 2.0 factorial. Y la constatación de este hecho debe hacernos pensar, aunque sólo sea durante unos segundos, cada vez que levantemos el velo a otra candidata a próxima killer application.

14 noviembre 2006

Islas e islotes

Me sorprendí a mí mismo cuando, enfrentado cara a pantalla con la durísima tarea de ponerle nombre y forma a mi nuevo blog, apenas tardó unos segundos en venirme a la cabeza el nombre que al final le di. Islas e islotes evoca mi gusto por la geografía, pero más profundamente mi necesidad de soñar geografía: es un “tributo” a los sueños de viajes, de lugares, de recorridos, de experiencias que constantemente bullen en mi mente. No sé si necesito viajar, pero sé que necesito soñar que viajo (¿que es lo mismo que viajar online?).

Sin embargo, más allá de ese tributo, islas e islotes es una declaración de (pocas y humildes) intenciones sobre este blog. Islas e islotes son los párrafos que escribiré, tierras más o menos firmes con mucho mar entre medias y a menudo pocas cosas en común (como Svalbard y Borneo). Y, aunque en mi intención cada vez que escriba quiera crear una isla habitada y frondosa, soy consciente desde ya de que más de una vez me saldrá un islote, árido, deshabitado, pedregoso y con poco que ver…

Así que estoy contento con el nombre que se me ocurrió. Gracias, musas… Y, una vez más, bienvenidos a mi archipiélago…

13 noviembre 2006

Me gusta la Web 2.0

Hace muy poco tiempo ni me habría planteado crear un blog. Crisis aparte (¿qué tengo yo que contar?), el desconocimiento y la desconfianza eran las grandes razones: yo no soy un profesional de la blogosfera, de hecho estoy a años luz y eones de serlo.

Y resulta que luego aprendo lo que significa Web 2.0, de la que los blogs son quizá el estandarte. Resulta que se basa en lo amateur. Que importan los contenidos creados por los usuarios, por la generalidad de los usuarios como tú y como yo. Que la Web 2.0 cree en el best effort (pero es que además a menudo ese best es very very good). Y que encima la Web 2.0 es por encima de todo web, y no me tengo que instalar nada para aprovecharme de ella (podría incluso desinstalarme muchas cosas y empezar a hacerlas en web). Qué chasco. Pero qué emoción...

Así que hoy, después de que (lo admito) a pesar de todas las razones expuestas en el párrafo anterior aún me haya pensado lo de crear mi blog un tiempito más (ya me conocéis), abro mi colección de islas e islotes, mi blog personal en el que me apoyo en el espíritu 2.0 para no poner disclaimer por baja calidad ni cantidad, y en el que creo, más como un pilón en el que desabrevar mis ideas que como un elegante muestrario de mí... Bienvenidos.