21 octubre 2008

Gestión de las expectativas

Buenos días. Como vamos con un poco de retraso, no me voy a extender y seré muy breve. Qué mal me sienta cuando acto seguido el ponente comienza una disertación infinita que se alarga no ya tanto como las anteriores, sino incluso más allá. Está feo no respetar el horario, pero ¿no podría al menos ahorrarse la frasecita?

Cada vez estoy más convencido de que los humanos somos incapaces de juzgar un hecho en absoluto, y tan solo podemos hacerlo con relación a las expectativas que teníamos de él. Imagina un hotel con habitaciones amplias, limpias y razonablemente céntrico: ¿qué te parece? Probablemente, si sólo leíste comentarios negativos sobre él en internet, estés encantado. Una estancia de diez, o por lo menos de nueve. Pero si un amigo tuyo lo describió como uno de los mejores hoteles que ha conocido, seguramente acabes mosqueado y, si alguien te pregunta, no se lo recomiendes a nadie. Muy regular, como mucho un cinco. Es humano...

Pero por muy inherentemente humano que este comportamiento sea, parece que aún hay gente que no es consciente de ello. El conferenciante del primer párrafo no es el único. Ese aumento de sueldo que un día tu jefe, sin venir mucho a cuento, te prometió, y nunca llega; el pinchacito que el médico te aseguró que no ibas ni a notar; tu amigo que te llama para decirte que se retrasa, pero no te preocupes, sólo cinco minutos; la Selección, que con total seguridad va a ganar el próximo Mundial. ¿Os suenan?

No es cuestión de ser cenizos y ponerse siempre en lo peor para que las sorpresas siempre sean agradables. Pero sí, creo yo, señores, de ahorrarse promesas innecesarias, y de no dibujar atardeceres de película cuando no podemos controlar los nubarrones que se ciernen. ¡Ténganlo claro!: al final, no se trata de hacerlo bien o mal, sino tan solo mejor de lo esperado. ¿Tanto cuesta?

19 octubre 2008

Ahtisaari

Hace unos días se comunicó oficialmente que el Premio Nobel de la Paz 2008 había sido concedido a Martti Ahtisaari. No podía dejar de mencionar aquí a uno de mis ídolos más recientes. En mi humilde opinión, con esta decisión el Nobel de la Paz vuelve a sus raíces, siquiera las etimológicas, premiando a alguien que ha consagrado su vida a la Paz en su significado más elemental: la ausencia de guerra. Está la figura del mediador condenada de antemano a permanecer en la sombra, cediendo (y gustosamente) el protagonismo a los representantes de las facciones reconciliadas (que son los que salen en la foto) y a sus pueblos (que son los auténticos beneficiarios). Pero yo no dejo de pensar en la persona que, haciendo un descomunal ejercicio de empatía, es capaz de ver a la vez con los ojos, inflamados en ira, de enemigos acérrimos y, jugándose a menudo mucho más que el honor, encontrar puntos desde los que poder tender puentes que aproximen posturas. Sin duda un modelo.

11 octubre 2008

Nauru

De todos los nombres de países, uno de los que menos suelen sonar es Nauru. ¿Te suena? Sólo esto es ya razón más que suficiente para que despierte mi interés (...), pero es que además es Nauru un país en el que la historia, la economía y las relaciones internacionales dan un par de vueltas de tuerca. Por si no tenéis el placer...


Es difícil imaginar, para empezar, vivir en una isla plana de 6 km de diámetro máximo en medio del Pacífico (a 300 km de la isla más cercana...), junto con otros 14 000 habitantes, todos pegados a la costa. ¿Qué hacer para ganarse la vida? ¿A qué se puede dedicar allí la gente? Pues a mediados de los setenta, la mayoría... a nada: Nauru tenía una de las rentas per cápita más altas del mundo, gracias a que la isla es básicamente una gran roca de fosfatos, que inmigrantes extranjeros se encargaban de extraer, dejando beneficios casi obscenos entre la población local.

No es difícil, por contra, imaginar los paralelismos: es como un náufrago que viaja a la deriva sobre unas tablas, y se dedica a vender astillas. Los nauruanos vendían su tierra, su isla entera. No podía acabar bien...


Con los fosfatos prácticamente agotados, el grifo se cerró de la manera más brusca. La pregunta obvia, pero nunca antes hecha, resonó con fuerza: ¿cómo sobrevive en el concierto mundial un país como Nauru? En sucesivos brainstormings, no faltaron las ideas:

  1. Paraíso fiscal: fuera los complejos, dentro las fortunas, no questions asked

  2. Mendicidad, que a escala internacional se hace en la ONU y similares, y puede ser muy fructífera sobre todo si el mundo entero te mira muy enfadado por tus prácticas fiscales (véase 1)

  3. Vertedero, almacenando lo que nadie quiere, en este caso (y por favor entiéndase la metáfora), los inmigrantes ilegales que quieren entrar en el país de uno
El caso es que ninguna parece una solución sostenible, y así se ha demostrado: Australia se cansó de mandar sus ilegales a Nauru y no lo hace desde el pasado diciembre, dejando de nuevo al minúsculo país a merced de la caridad internacional... Mirándolo desde la distancia, Nauru es un reto único para las mentes emprendedoras del mundo. ¿A quién se le ocurre una solución para Nauru? ¿Quién se ofrecería a ser CEO de la única PYME (o casi...) con representante en la ONU?

09 octubre 2008

Lengua inglesa, lengua franca

Parece ser que el gobierno libio ve hoy con reticencias - ayer con represión - que sus ciudadanos aprendan inglés. Son muchos años de inveterado odio contra los Estados Unidos, y muy pocos meses de entente (aunque suficientes, según se ve, para una cierta familiaridad) como para no recelar del imperio yanqui que extiende sus frondosas ramas a través del idioma.

Qué gran chasco el del gobierno libio (permítaseme la novelación) cuando descubra, abriendo los ojos al mundo, cómo el idioma inglés hace mucho que dejó de ser patrimonio y coto de los estadounidenses, ni de los británicos. Cómo el inglés ha sido tomado por las bravas, moldeado, partido en mil pedazos, amasado y asimilado por el mundo entero, en un esfuerzo genuinamente distribuido, convirtiéndolo en la lingua franca de nuestros días, y de propiedad planetaria - para bien o para mal. Cómo hordas de turistas, viajeros, vendedores, políticos o simplemente personas de a pie lo utilizan, día tras día, para comunicarse con otras personas que, como ellas, no tienen el inglés como lengua materna. Y cómo, que a efectos prácticos es lo más importante, privar a sus ciudadanos de la oportunidad de aprenderlo es equivalente a taparles la boca, los ojos y los oídos al mundo.


Me parece curioso el cambio que el final del siglo XX ha traído al tan antiguo concepto de lingua franca. Históricamente fue la lengua que el imperio de turno imponía, mediante poder o autoridad, en su zona de influencia - la lengua, en suma, del poder político y económico. Y ese mismo proceso llevó al inglés, quizá desde la Revolución Industrial, a su estatus actual. La hegemonía anglófona tras el colonialismo y las guerras mundiales reforzó su posición, pero fue la cultura - que nos gustasen tanto las canciones de los Beatles - lo que realmente impulsó el conocimiento del inglés entre la gente de a pie. De una lengua asociada a un poder, a la lengua de la cultura que vertían en las casas los televisores. Y ése fue el comienzo de la erosión del vínculo que unía al inglés con los países de donde proviene. Quizá fue al ritmo del tarareo conjunto de un She loves you por parte de una francés y un alemán desconocidos y desconocedores del idioma del otro como el inglés comenzó a desligarse de Inglaterra/Estados Unidos y a ser parte del patrimonio del mundo... o quizá no. Pero lo cierto es que hoy en día el inglés es la lengua del turismo, del comercio, de la ciencia; es casi siempre la lengua de las relaciones bilaterales entre países de distinta lengua; es la lengua oficial de países (Nigeria es buen ejemplo) en los que hay demasiadas lenguas maternas como para ponerse de acuerdo en una; y sobre todo es la lengua que tú, que estás leyendo esto, utilizas sin pensarlo, tengas el nivel que tengas, cada vez que cruzas la frontera hacia cualquier país donde no se hable español - porque piensas, como pienso yo, que el inglés es hoy, por encima de todas las demás consideraciones, la llave que abre las puertas del mundo.

08 octubre 2008

Albania

¿Playas mediterráneas baratas y sin explotar? Algo así no puede durar mucho tiempo sin ser invadido por las hordas de turistas: inevitablemente, las playas jónicas y adriáticas de Albania pronto seguirán la senda de, por ejemplo, las de la vecina isla de Corfú, a tiro de piedra. Por ahora, sin embargo, todavía se está a tiempo de quedar como un visionario, visitar el país con su carisma intacto y pegarse unas vacaciones mediterráneas por cuatro duros.


Es la cultura y la relativa virginidad de Albania lo que más me atrae, personalmente, del país; no obstante, y aun dejando aparte la costa, hay unas cuantas cosas que visitar. Después de una pequeña investigación, en este mapa he pintado una primera aproximación a una ruta por lo mejor de Albania y alrededores, incluyendo sus casi tan desconocidos vecinos Montenegro y Macedonia.

Más que de los turistas, Albania ha captado últimamente la atención de los inversores, especialmente los inmobiliarios, en busca de la próxima burbuja. A vuestro criterio dejo una posible compra de piso barato en Tirana con afán especulador... o quién sabe, un apartamento en la playa en el que escapar de todo cada verano...

07 octubre 2008

Las medallas

Qué trajín este verano con el dichoso medallero. Que si seguramente mañana subamos alguna posición, que si llevamos más medallas que en las olimpiadas anteriores, que si enhorabuena a los deportistas patrios... Claro está que el medallero, al fin y al cabo, no es más que una tabla con países y números, y los números pueden tener muchas interpretaciones, pero nunca mienten.

De entre los miles de visualizaciones que se pueden hacer de los datos del medallero, animado por la incontestable realidad (no demasiado aireada, por cierto, por los medios españoles) de que Jamaica, con menos de 3 millones de habitantes, quedó por delante de España, me decidí a pintar en un mapa las medallas obtenidas por cada país, pero ponderadas por la población del país. Aquí debajo tenéis una imagen del resultado, aunque si tenéis un rato os animo a que juguéis con el mapa interactivo.


No cabe duda: Jamaica, Bahamas, Islandia, Eslovenia o Noruega son tierras de campeones...

Para ser precisos, lo que está pintado para cada país en el mapa son los puntos olímpicos (tres puntos por medalla de oro obtenida, dos por cada plata y uno por cada bronce) en los Juegos de Pekín por cada diez millones de habitantes. Con esta métrica, nuestros resultados en Pekín se traducen en algo más de 8 puntos por cada diez millones de españoles: casi 12 veces peor que Jamaica, y un 39º puesto en esta clasificación.

En el extremo negativo de la clasificación (y sin diferenciación posible entre los más de cien países que no obtuvieron ninguna medalla en Pekín - Pakistán, con 164 millones de habitantes, es el más poblado entre ellos), lo que más llama la atención es el resultado de la India, que con sus 3 medallas a repartir entre sus más de 1100 millones de habitantes, rentabiliza su población 2000 veces peor que Jamaica.

Si tenéis curiosidad, en el mismo mapa se pueden visualizar también los puntos olímpicos en función de otro parámetro posiblemente más revelador aún que la población: el PIB (seleccionad GDP en el desplegable). Comprobad vosotros mismos si los ricos son los que más corren...

06 octubre 2008

Por su seguridad

05 octubre 2008

Vacaciones

¿Os acordáis?

A veces hacen falta vacaciones, desconectar, un periodo de descanso para después volver con tantas ganas (al menos eso...) como el primer día.

Ya mismo vuelvo.