31 diciembre 2006

Año nuevo

Hay personas que, por mucho que compartas con ellas en la vida, por mucho que creas ya conocerlas, nunca dejarán de tener la capacidad de, en un momento mágico puntual, llegarte directamente adentro. Al ver una foto mía de hace unos años con algunos amigos, mi padre comentó con naturalidad al reconocerlos lo bien que le caían, y el grupo tan inseparable que formamos... En este último día del año, mi recuerdo es para todos aquellos amigos de los que algún día fui inseparable y hoy ya no, en agradecimiento y esperanza de algún día volver a serlo... ¿quizá en 2007?

26 diciembre 2006

Disfrutar del viaje

Yo estoy convencido: la primera premisa para disfrutar de un viaje es comenzar a disfrutar desde el momento en que se pone el pie fuera de casa (¡por no hablar de los preparativos!). Para mí, un viaje es una inversión en tiempo. Si las horas de coche, la espera en la estación o en el aeropuerto, los trámites de facturación, el vuelo, el viaje en metro o el paseo hasta nuestro alojamiento resultan tediosos, ingratos, insoportables..., habrás perdido unas cuantas horas preciosas de tu inversión, y enfilarás de mal humor el resto.

Hay quien diría que se está de viaje desde que se empieza a soñar con el viaje. Piénsalo. Al menos, hay que reconocer que se está de viaje desde que se sale de viaje. Desde que, mochila o maleta en mano (o, si tienes suerte, con lo puesto), cierras la puerta de casa en pos de un diamante de tiempo. Disfrútalo...

25 diciembre 2006

Novia

La mayoría de mis amigos tiene novia. Normal, claro, en gente de nuestra edad (?). Cuando un amigo se echa novia, cambia. Sí o sí. No sé si serán las dosis regulares de sexo que suelen suponer un cambio de la noche al día respecto a su ritmo anterior, el enamoramiento (quoi que ce soit) o la proximidad habitual a una fuente de cariño (que suelen ser aún más difíciles de encontrar que las de sexo, y diez veces más necesarias). Vamos, que no sé la causa, pero los efectos se muestran desde el primer día.

Muy comprensiblemente, cuando un amigo se echa novia, ella pasa a ser el centro de su vida. No es de extrañar. En una vida áspera, peluda, dura, oscura, monótona y triste, irrumpe de repente un ser suave, blando, delicado, luminoso y divertido. A tope con él... ¿Y qué pasa con tus ásperos, peludos y duros amigos (lo de duro es compatible con haber llorado viendo Titanic)? Pues en general no lo sé, pero mis amigos con novia pasan impepinablemente por una serie de fases conmigo.

En primer lugar, está la fase Houdini. La de ¡zas! echar la bomba de humo y desaparecer. Es cierto, antes nos veíamos casi todos los días, nos contábamos las penas, incluso (¡o paradojas de la vida!) me decías muy bajito cómo te hormigueaba el estómago cuando veías a esa chica que hoy es tu novia. Y de repente, la nada. Pasan los días, las semanas, los meses, y ni una llamada, ni un SMS, ¡ni siquiera una llamada perdida, que es gratis! En fin. Lo entiendo. Y olé tu honradez... En vez de alargar una situación que no te aportaba, de endulzar la despedida o alargarla, directamente ni una señal de vida. Qué lección...

En segundo lugar, viene la fase Raskolnikov. Después de un tiempo indeterminado, y siempre siguiendo la curva suavemente descendente del enamoramiento, llegan los remordimientos. Esa neurona pequeña y remota donde guardabas el recuerdo de mí, tu amigo, no murió con el alcohol de la última noche de vino y rosas. De hecho, desde que no sales con tus amigos y no bebes, tus neuronas florecen de manera inusitada. Y hoy, que suele coincidir con el día que ella mostró su levísima disconformidad por el color de la rosa que le regalaste, o que no te miró a los ojos cuando le dijiste que estabas cansado después de sólo tres horas de compras, esa neurona se activó. Hace un montón que no veo a éste, soy un poco impresentable, a ver si organizo algo y quedamos. O bien, incluso más realista y calculador, últimamente veo muy poco a éste, mira que me han dicho veces que me puedo arrepentir en un futuro de no conservar mis amistades al echarme novia, voy a ver si un día de estos le doy un toque. Y ahí empieza un rosario deslavazado de quedadas para hacer cosas de amigotes como echar un partido, ir a cenar (en grupo), ir al cine (en grupo, y siempre Schwarzenegger, Stallone, Seagal o los que toquen según la década), etc. Qué profunda amistad... Yo, por supuesto, accedo. Al fin y al cabo, y aunque esto no importa, para mí el mundo no cambió ese diecitantos de nosecuándo cuando te echaste novia (o eso creía yo), y para mí sigues siendo un amigo (no sólo un amigote), alguien con quien apetece estar de vez en cuando, a quien se puede echar de menos, y esas cosas.

La fase Raskolnikov suele durar bastante. A veces incluso años. De ella, las cosas pueden evolucionar de dos formas. Lo probable es que se pase a la fase Ente. Mi amigo, que era una persona, pasa a fundirse en un ente con su novia, en el que se confunden opiniones, intenciones, aficiones, comentarios... Ya no sé a ciencia cierta si mi amigo es él, o ellos. O ello. Pero el caso es que quedan conmigo. Les parezco divertido. Se lo pasan bien. Me llaman (indistintamente) y me proponen planes diversos en los que siempre están ellos dos (ello) y a veces más gente. Obviamente, esas tonterías que separan una amistad de una amigotería como el contarse las cosas, la confianza mutua o la sinceridad nunca se diseñaron para una cardinalidad de uno a dos. Pero bueno, después de todo hacía siglos que no veía a mi amigo tan a menudo...

La otra posibilidad es pasar a la fase Quimera (he oído casos también en los que se ha llegado a esta fase después de un tiempo de Ente). Fase también llamada Unicornio o Vacaquevuela (off-topic: ¡pero no oveja azul!). Un fase en la que mi amigo vuelve a serlo. En la que se da cuenta de que sentimientos como echar de menos o tener ganas de compartir tiempo con alguien no son exclusivos de una relación de pareja. En la que vuelve a contarme alguna de sus preocupaciones, o sus miedos, o sus ilusiones; incluso, en estadios muy avanzados, ¡a escuchar los míos! En la que aparte de quedar en grupo y también con su novia y yo, alguna vez me llama (motu proprio) y me propone quedar, ¡incluso sin tener decidida la actividad de antemano! (Nota: sólo estadios avanzados). En la que nada vuelve a ser como antes, sino mejor, porque yo he recuperado un amigo y él está feliz de disfrutar de su pareja y de mi amistad. A mí todavía no me ha pasado con niguno de mis amigos, pero sé que es cuestión de tiempo. Ya veréis...

19 diciembre 2006

Creatividad

Hace ya tiempo que recomendé a unos cuantos allegados el manual de creatividad que encontré en gapingvoid más bien por casualidad. Será por eso, o porque no me parecía que su autor tuviese aspiraciones de sentar cátedra ni de dar una visión holística de cómo ser creativo, por lo que me cautivó, y no pude parar hasta leerlo de pe a pa (y eso que son unas cuantas páginas).

Me viene ahora a la mente este manual porque veo día a día cómo la creatividad es cada vez más un terreno acotado, del que algunos son profesionales, en el que otros buscan refugio, y del que la mayoría (no es cierto, ¿verdad?) son extranjeros. La creatividad se encasilla, tú y tú sois creativos (no usamos esa palabra, claro, la capacidad de extrapolación sólo aparece cuando es un defecto; nos quedamos en el "qué buen oído tienes para la música" o "qué mano para dibujar" o "vaya escritos que hace el chico este"), y tú y tú, no se dice porque no hace falta, no lo sois. Como si la creatividad no fuese inherente al ser humano...

De ese encasillamiento sufrimos todos. Los "profesionales de la creatividad", supongo yo, por tener que exprimirla día a día, ordeñándola como a una vaca lechera, que, no sé, no se me antoja la metáfora animal más apropiada para el espíritu creador. Y el resto, sin importar si son de los que encuentran, furtivamente, sus espacios para ser creativos, o de los que, desde que en primaria a ningún profesor le gustaron sus dibujos, borraron de su mente toda ansia de creatividad, sufren el encarcelamiento de una de las más bellas facetas (opino yo) de la personalidad. Pero, claro está, del encasillamiento, quien más sufre es la propia creatividad. No quiero ni pensar en que algún picasso se haya quedado en los pañales por no haber tenido la oportunidad de desarrollar su arte... ni que ese picasso, en vez de pintar, hubiera sido lo suficientemente creativo como para inventar algún remedio universal contra una aún incurable enfermedad.

Pues sí, va a ser que lo que más me gusta de ese manual de creatividad es que está escrito para personas, es decir, para seres inherentemente creativos... ¡Creemos!, pero, sobre todo, demos espacio para crear a los demás...

06 diciembre 2006

Start-up

Una de las características de las burbujas (tecnológicas, se entiende) son las multimillonarias adquisiciones por parte de los peces gordos de pequeñas empresas (start-ups), que típicamente siempre empiezan con cinco tíos muy freakies en un garaje americano... y acaban nadando en dólares cual Tíos Gilitos tras la adquisición. Algo, en resumidas cuentas, en lo que yo no me veo, una historia tipo que a todas luces me queda muy lejos. Eso pensaba yo...

Anteayer llegó a mí una noticia que me tiene aún en estado de shock. No me imaginaba yo qué se sentía cuando la oportunidad de hacerte rico (¡de una manera legal!) te pasaba tan cerca y no la cogías. Resulta que al terminar mi proyecto fin de carrera allá por mayo de 2004 mi tutor de proyecto me recomendó que hablase con unos chicos muy majos que también trabajaron con él y que estaban haciendo cosas para móviles que podían tener relación con mi proyecto. Allí que fui yo, a hacer una entrevista con KenetWorks, una empresa recién montada que eran básicamente (y valga el tópico) cinco tíos con sede en unas salas que les alquilaba la universidad (cierto, no era un garaje, y no era en Estados Unidos, sino en Estocolmo). La propuesta de estos chicos me pareció interesante, pero me tiraba la patria, y para cuando les dije que sí ya era demasiado tarde... Pues bien, anteayer vi esto. Con pongamos cinco o diez socios que se repartían las acciones de la empresa, dividiendo burdamente los 16,6 M€ que Yahoo! ha pagado por ella, me sale un pico... En fin, qué vueltas que da la vida... Me alegro mucho por ellos, me cayeron majos los chavales :-).

16 noviembre 2006

Mi casa

Hoy he leído una opinión muy interesante respecto al problema de la vivienda en el diario ADN, con la que estoy muy de acuerdo.

Es curioso cómo, ante una pérdida de libertad como la que Cristina Fallaràs explica en el artículo, no reaccionemos ya con resignación, sino que directamente no tengamos reacción. Simplemente, no nos damos cuenta. No entendería que los jóvenes saliésemos en masa a las calles y nos manifestáramos día tras día ante el Ministerio de la Vivienda - no por injustificado, sino por absolutamente sorprendente - pero sí me parece necesario que seamos conscientes de lo que este artículo expone, en su doble dimensión personal y social. Pienso ahora en amigos míos que luchan día a día por desafiar a su hipoteca y recuperar su libertad (ya sea en forma de un trabajo más digno o una temporada en Italia o...), con todas las apreturas y dificultades que ello conlleva... sólo puedo deciros ¡ánimo!

15 noviembre 2006

Web 2.0 factorial

Se habla mucho de la Web 2.0, un concepto lo suficientemente abstracto como para que haya todo tipo de opiniones, desde los que creen que es la panacea universal que salvará al mundo hasta los escépticos que no ven en el término más que humo, vacío, nada. Pues yo, al menos hoy, no la juzgaré. Hoy me quedaré en las siete primeras palabras que he escrito: se habla mucho de la Web 2.0.

Los que trabajamos en el “mundo tecnológico” (creedme que lo último que quería era poner un nombre al mundo en el que trabajo) pecamos, a mi modo de ver, demasiado frecuentemente de olvidar que el “resto del mundo” es mucho más grande. Que la mayoría de los usuarios de Internet no son (afortunadamente) techies. Y que, lo que es aún más importante, es ese “resto del mundo” quien decide, en gran medida, qué servicios gustan y cuáles no; qué iniciativas gozan del mayor de los éxitos y cuáles caen en el más estrepitoso de los fracasos; qué vive y qué muere en Internet.

Yo que aún soy un recién llegado a este mundo y pronto caeré, inevitablemente, en los mismos errores (no me malinterpretéis: espero por mi bien “cometer” también los muchísimos aciertos que lleva aparejado convertirse en un profesional de este sector), me apresuro a escribir estas líneas antes de que sea demasiado tarde; antes de que mi escala de valores comience a considerar a los innovadores como meros entusiastas, y a la mayoría temprana como rezagados que sólo se aprovechan de las innovaciones cuando éstas ya llevan meses disponibles.

La Web 2.0, con todo su boom, sus miles de páginas escritas, sus realidades de éxito como YouTube, Flickr y Wikipedia, sus miles de usuarios… es, hoy por hoy, dominio exclusivo de los entusiastas (early adopters). En el contexto mundial, hay una mayoría (temprana o tardía) de personas que aún están anclados (connotaciones al margen: y viven muy felices así) en la Web 1.0. Y, por supuesto, hay una mayoría de rezagados (dos palabras, mayoría y rezagados, incompatibles según el modelo de Rogers…) que aún viven sin acceso de ningún tipo a la Web: ¿podemos hablar de Web 0.0 para ellos?

Por lo tanto sí, es cierto, la Web 2.0 está ahí como fenómeno social, y pegando muy fuerte. Pero la Web, de manera genérica, no es Web 2.0; en todo caso, es Web 2.0 factorial. Y la constatación de este hecho debe hacernos pensar, aunque sólo sea durante unos segundos, cada vez que levantemos el velo a otra candidata a próxima killer application.

14 noviembre 2006

Islas e islotes

Me sorprendí a mí mismo cuando, enfrentado cara a pantalla con la durísima tarea de ponerle nombre y forma a mi nuevo blog, apenas tardó unos segundos en venirme a la cabeza el nombre que al final le di. Islas e islotes evoca mi gusto por la geografía, pero más profundamente mi necesidad de soñar geografía: es un “tributo” a los sueños de viajes, de lugares, de recorridos, de experiencias que constantemente bullen en mi mente. No sé si necesito viajar, pero sé que necesito soñar que viajo (¿que es lo mismo que viajar online?).

Sin embargo, más allá de ese tributo, islas e islotes es una declaración de (pocas y humildes) intenciones sobre este blog. Islas e islotes son los párrafos que escribiré, tierras más o menos firmes con mucho mar entre medias y a menudo pocas cosas en común (como Svalbard y Borneo). Y, aunque en mi intención cada vez que escriba quiera crear una isla habitada y frondosa, soy consciente desde ya de que más de una vez me saldrá un islote, árido, deshabitado, pedregoso y con poco que ver…

Así que estoy contento con el nombre que se me ocurrió. Gracias, musas… Y, una vez más, bienvenidos a mi archipiélago…

13 noviembre 2006

Me gusta la Web 2.0

Hace muy poco tiempo ni me habría planteado crear un blog. Crisis aparte (¿qué tengo yo que contar?), el desconocimiento y la desconfianza eran las grandes razones: yo no soy un profesional de la blogosfera, de hecho estoy a años luz y eones de serlo.

Y resulta que luego aprendo lo que significa Web 2.0, de la que los blogs son quizá el estandarte. Resulta que se basa en lo amateur. Que importan los contenidos creados por los usuarios, por la generalidad de los usuarios como tú y como yo. Que la Web 2.0 cree en el best effort (pero es que además a menudo ese best es very very good). Y que encima la Web 2.0 es por encima de todo web, y no me tengo que instalar nada para aprovecharme de ella (podría incluso desinstalarme muchas cosas y empezar a hacerlas en web). Qué chasco. Pero qué emoción...

Así que hoy, después de que (lo admito) a pesar de todas las razones expuestas en el párrafo anterior aún me haya pensado lo de crear mi blog un tiempito más (ya me conocéis), abro mi colección de islas e islotes, mi blog personal en el que me apoyo en el espíritu 2.0 para no poner disclaimer por baja calidad ni cantidad, y en el que creo, más como un pilón en el que desabrevar mis ideas que como un elegante muestrario de mí... Bienvenidos.