22 abril 2008

De dones y látigos (y III)

(Parte I) (Parte II)

¿Quién creerá que exista la misteriosa moira que, moviendo sus hilos, se encargue de convertir en hechos los fugaces pensamientos negativos que, por debilidad, nuestros felices prójimos nos inspiran? Qué absurda superstición pensar en una mano mágica que agite el supuesto látigo que lleva aparejada la felicidad...

La proposición, así expresada, me parece también a mí un sinsentido. Y sin embargo, en mi fuero interno, no sé por qué, parecen encajar las mismas piezas si vistas desde otro ángulo. Me parece casi hasta lógico que el simple hecho de que exista un deseo de que algo no se produzca, de que vaya mal, de que se tuerza, lo hace más probable. Al fin y al cabo, cambiando el objeto de deseo, ¿no parece sensato afirmar que la fuerza de los deseos de la gente hace también que ocurran los grandes bienes, y que cuanto más se desean y por más gente más probable es que, por unas cosas o por otras, se hagan realidad? Concededme al menos mi tesis en su mínima expresión: no hace ningún bien (sino, añadiría, más bien algún mal) a uno que le deseen mal, sea cual sea el grado de intensidad y realización de ese deseo avieso.

¿Será pues ése el látigo de la persona feliz? ¿Lo es sólo si se asume la inocencia del que mal desea, disculpándole su envidia o, si ni siquiera es el caso, su desliz? ¿Lo es sólo si, además, se asume una cierta culpabilidad del feliz en el desliz dicho? No lo creo. Haría falta enfangarse en discusiones éticas que se me escapan para repartir con el mejor criterio la culpa entre el feliz y el del deseo, pero creo que esa cuestión no importa; al fin y al cabo, si es cierto que el mal deseo al mal llama, no es justicia sino propio interés lo que moverá al feliz a hacer lo que en su mano esté para, de la manera que sea, evitar las ocasiones en que sus prójimos puedan caer en un semejante desliz.

Cada minuto porfiando por agrandar mi felicidad, cada segundo trabajando por su social aceptación. He ahí el supremo látigo, aquél al que todos aspiramos...

21 abril 2008

Thaimalay

Después de mucho dar vueltas (y las que me quedan) voy teniendo más claro mi plan para este verano. Y el primer paso es contároslo...

¿Qué? Un viaje, no podía ser de otra manera... ¿Dónde? Al sudeste asiático. Más concretamente, Tailandia, Malasia, Singapur, ¿Brunei? ¿Con quién? Sin decirle que no a nadie, yo solito. ¿Cuándo? Pues no lo sé, en verano, pero al menos durante tres semanas, ésa es mi intención. ¿Por qué? Qué pregunta...


Del destino, por muchas razones. Porque me parece extremadamente atractivo y distinto, porque tengo muy buenas referencias (sobre todo de Tailandia), porque conjugan cultura, paisajes, playa y diversión, porque es "Asia para principiantes", que es lo que soy yo (son destinos bastante seguros por lo que se cuenta y con larguísima tradición de recibir turistas extranjeros), porque es un cambio respecto a mis últimos destinos... En fin, creo que casi todos estaréis de acuerdo en que los destinos son muy atractivos.

De la compañía, también por unas cuantas razones... La principal es que me apetece mucho elegir y organizar libremente mi viaje; eso es supone casi con total seguridad que no habrá quien se pueda amoldar, por diferencias en los destinos, las fechas, los presupuestos o las intenciones. Ése es realmente mi objetivo: irme solo es tan solo una consecuencia que anticipo y de la que me intentaré aprovechar. Además, parto de que viajar solo me obligará a trabar mayor relación con quien me encuentre en el camino, ya sean oriundos o viajeros como yo. Esto es algo a lo que no estoy nada acostumbrado en mis viajes, y siempre he sentido que es algo que me estaba perdiendo; ahora bien, no os creáis que no veo en ello un reto bien grande, que quienes me conocéis sabéis que no soy el tío con más desparpajo del lugar. Veremos qué ocurre...

Así que esos son mis planes. Multitud de dudas me asaltan: ¿cómo reparto mi tiempo? ¿Qué lugares debo visitar? ¿Con qué debo tener cuidado? ¿Cuáles son los mejores alojamientos? ¿Y los medios de transporte? ¿¿Estaré cometiendo un error?? ¡Ayuda! Espero vuestros comentarios, aquí y/o en persona. Los que hayáis estado por allí, cualquier consejo será bienvenido. Y los que no, ¡opinad libremente! Os lo agradezco de antemano.

Siempre vuestro...

17 abril 2008

Cámara bluetooth

Decidme si esto es una tontería o está ya inventado, porque a mí me gustaría tenerlo y no lo consigo encontrar...

Cada vez aumenta más la necesidad de compartir mis fotos con mi gente, cuanto más rápido y fácil mejor. Si las hiciera con mi móvil (y dejando de lado el precio de la conexión), probablemente una de las mejores opciones sería subirlas automáticamente a Flickr desde algún cliente móvil. Sin embargo, la mayoría de mis fotos no las hago con mi móvil, con lo cual quedan irremisiblemente atrapadas en mi cámara hasta que, siempre mediante conexión física (por cable o conectando la tarjeta de memoria) las paso a mi ordenador.

¿¿Por qué nadie hace una cámara con bluetooth??

Una cámara con bluetooth sería genial para mí:

  • Me permitiría bajar las fotos a mi ordenador de forma mucho más natural, sin necesidad de acordarme del cable ni desmontar la cámara para sacarle la tarjeta, ¡sin siquiera tener que sacarla del bolsillo!

  • Me permitiría, con un servicio adecuado, compartir mis fotos en la red automáticamente, en el momento de hacerlas, conectándose a través de mi móvil
Muchos diréis que ya tengo lo que necesito: mi móvil tiene cámara y bluetooth (como todos, o casi). Sin embargo, las fotos con el móvil tienen su función, y las fotos con la cámara de verdad la suya. Las cámaras de los móviles mejorarán cada vez más, pero las restricciones de tamaño (y, en definitiva, que no son para eso) impiden que puedan abarcar todos los usos de las cámaras normales. ¿Significa eso que debo renunciar a que mis fotos con cámara de verdad sean fotos conectadas? Yo creo que no...

08 abril 2008

De dones y látigos (II)

(Parte I)

Tu amiga María es más guapa que tú. Esa sonrisa, esos ojos, y claro, también tiene mejor tipo.

Por ahí viene María.

Es tu amiga desde siempre, desde antes que saber qué es ser amigas. Ni siquiera lo piensas, si algo interesante te ocurre durante el día, si algo te aflige o simplemente te apetece criticar a alguien que te caiga mal, vas primero a María. Y casi siempre acabáis riéndoos...

- ¡Hola María!

A María le va bien con su novio. Es un chaval supermajo, que se ha convertido ya en otro amigo tuyo más, y la trata muy bien. En el trabajo tampoco se puede quejar: siempre soñó ser pediatra, y además ejerce a cinco minutos andando de su casa.

María te cuenta ilusionada que su novio y ella se han pedido unos días en el puente para irse de vacaciones ¡a la Costa Azul! A ver si hay suerte y les conceden los días. Sonríes. Sientes alegría por ella, pero también amargor. Por un fugaz momento sientes que no quieres que les den el permiso. Pero es sólo un instante.

Al día siguiente, viene otra vez María. Sigue con sus ojos y su sonrisa; te cuenta que al final, qué mala pata, su novio no ha conseguido las vacaciones y no se pueden ir. Y te sientes mal porque - es inevitable - piensas que tu pensamiento fugaz, por un mecanismo tan arcano como infalible, ha tenido algo que ver.

Pero también es un instante, porque la vida pasa y no hay tiempo de mirar atrás. Y, como casi siempre, acabáis riéndoos María y tú.

(Parte III)

07 abril 2008

Proyectos recientes y futuros

Y cuando más haya, más contaré.