11 enero 2007

Stendhal

¿Te plantearías viajar a cualquier sitio? No me refiero lugares en guerra o peligrosos, sino más a aquéllos de atractivo dudoso: a esa ciudad industrial según dicen sin un solo monumento, a ese pueblucho en mitad de un campo de trigo tan grande como aburrido, a ese país que aún lucha por salir del subdesarrollo... la lista puede ser interminable. Pues yo creo que sí.

He estado en muchos sitios hermosos y vulgares, ricos y pobres (en mayor o menor medida), limpios y no tanto... y todos me han gustado, cada uno a su manera. De todos he sacado alguna enseñanza, he tomado alguna nota, he hecho (lo sabéis) alguna foto. De todos he disfrutado. Me da la impresión, hablando con los demás, de que estoy tocado con una suerte de versión amable del síndrome de Stendhal que me deja un matiz de perplejidad ante el contacto con cualquier lugar nuevo, apreciando belleza donde, en la mayoría de ocasiones, objetivamente (¿belleza objetiva? Soy consciente de la contradicción) no la hay. Eso sí, los vértigos y las arritmias se cambian por un placer creciente con la belleza del sitio. A no ser que me convenzáis de lo contrario, me siento un afortunado...

2 comentarios:

Gonzalo dijo...

Algo de eso tiene que haber, desde luego, porque si no no se explica...
A mí me pasa algo parecido pero aplicado a las mujeres. Ya, que soy un salido. Bueno. Pero lo que quiero decir ahora es que a mí también me ha pasado a veces el quedar absolutamente fascinado y conmovido por la sola visión de féminas singulares, conocidas o desconocidas, y con independencia, por tanto, del afecto que en mí pudieran despertar. (Entiéndase, por favor, esto de la visión en sentido un poco lato, que no tiene que ver la cosa de mirar de hito en hito a las
muchachas con "la mirada sucia").
O sea, que de cuando en cuando se me queda el alma aterida de un no sé sabe qué, muy a lo Stendhal, e incluso con ganas de escribir, también como a él. Diferimos, pues, en poco más que nuestras respectivas famas. Pero no importa porque, sí, según el propio Stendhal, tengo hasta los cuarenta para consagrarme... (Vaya huevos, oye).

Diego dijo...

:-) No sé yo si es esto comparable, pero desde luego me gusta el punto de vista. De todas maneras me parece que lo tuyo no es un síndrome, sino una epidemia...