05 enero 2007

La armadura

Primero pasó el emperador. Después, reyes, visires, consejeros y nobles, damas, princesas y doncellas, gobernadores, ministros, delegados y secretarios, funcionarios, empleados, bedeles, limpiadoras y responsables de mantenimiento, hombres, mujeres, niños y algún que otro animal pasaron ante su cara. Pero no cejaba en su empeño. Paso a paso, milímetro a milímetro. Y hoy por fin su guantelete se elevaba, con los dedos extendidos, dibujando en el aire una mueca de saludo.

- Buenos días, señor emperador.


Gracias a Félixon por su tema "historia de una armadura".

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