27 febrero 2007

Trabajo y vida

Te levantas a toda prisa para ir al trabajo. Mientras desayunas, le das vueltas a las ideas que tienes que presentar en la reunión. En el autobús, lees los periódicos, pero inevitablemente te quedas con alguna noticia que hace referencia a tu trabajo. Después de más de ocho horas, sales de tu oficina pensando en lo que tienes que hacer mañana, en la cortedad del tiempo que convierte cada día en un reto. De vuelta a casa, siempre comentas con tu familia algo de tu trabajo, por poco interesante que creas que les parece. Si te sientas un rato ante el ordenador, por inercia (y algo más) visitas algún blog relacionado con tu trabajo, lees algún artículo, visitas alguna página o... ¿Anega tu trabajo tu vida personal?

Pues resulta que mi trabajo, con sus altos y (muchos y profundos) bajos, me gusta. Es que con él, al menos como utopía, intento hacer algo bueno, y mejorar personalmente. Me pone en contacto con personas, tecnologías, noticias, hechos, que me enriquecen. Tiene un punto de creatividad, de inspiración que llega en cualquier momento. Y por todo eso me siento bastante privilegiado, aun sabiendo todo lo que aún queda por mejorar.

Distingo muy bien mi vida profesional y la personal, pero en ocasiones puntuales se amalgaman, exudan la una de la otra... y a mí no me parece un problema. ¿Estoy equivocado?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que no es un problema si realmente disfrutas de tu actividad laboral.

En tu caso concreto, aunque tiene sus sinsabores, creo que estás disfrutando de la puesta en marcha de algo desde cero y rodeado de gente con ganas e ilusión por que el resultado llegue a buen puerto.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Disfrutalo, no sabes la suerte que tienes!!! Ojala esa sensación sea infinita en el tiempo.