07 febrero 2007

Visiones del futuro

Imaginar cómo será el futuro es un ejercicio duro pero interesante, íntimamente dependiente de las veleidades de la inspiración. A menudo me es imposible formar una imagen del mundo como será dentro de unos cuantos días. Sin embargo, en ocasiones especiales, consigo formar una visión más o menos clara de un futuro más lejano - quién sabe si más o menos acertada... no es el objetivo, el tiempo lo dirá. Uno de esos momentos de lucidez se cristalizó en unos párrafos que, de una manera totalmente inesperada, se convirtieron en las palabras más halagadas de todo lo que he escrito. Pintaban a grandes brochazos el mundo del futuro visto desde mi rincón de joven ingeniero en proyecto.

El otro día estos párrafos vinieron a mi memoria, y hoy no puedo por menos que escribirlos aquí. Releyéndolos, sonrío al redescubrir el desparpajo con el que acometí esta tarea de videncia hace tres años...


The first step towards building a vision of what communications services users will demand in the future is knowing what the future will be like. For this purpose, a number of trends have been identified here, here and here, which have been merged, changed and moulded into the following:

  • Globalization: the world is getting global, the links between the different countries and cultures are strengthened, worldwide initiatives of all kind spring, a Zambian in Latvia or a Dominican in Laos are considered less and less strange, English is used as a lingua franca to communicate people who have different mother tongues.

  • “Localization”: globalization makes what is local stand out. Just as strong as the trend to globalize everything is that to provide the best tailor-made services and products in every place, and the resolution decreases all the time: nation-wide tailor-made, region-wide tailor-made, community-wide tailor-made, neighbourhood-wide tailor-made, personal tailor-made. The perfect service is that you can use everywhere and is understood by everybody, but fits exactly your own particular expectations.

  • Communication: people’s demand for easier, faster interpersonal communication grew a little slower than the possibilities to obtain it, but everybody is getting used to a higher and higher standard of communication availability and quality. We want to have the chance to communicate with whomever here and now, and we will take this chance and do it more and more often.

  • “Personalization”: the person grows more and more important. The person is the measure of all things, just as in the times of humanism, and products and services are designed with increasing care about the user’s benefits, demands and expectations. Technology becomes more and more ergonomic and personal well-being and comfort is a target for many products.

  • Welfare: In line with the previous one, welfare and comfort becomes a value in society. Stress is considered an illness and leisure a very important part of life. Business people start working from home, but soon flee the metropolises and establish in smaller, quieter urban nuclei. Whether family or close friends, the need for a reference circle of people is strengthened. Ease of use, user-orientation and maybe even a distinction between leisure and work are a must for technical products and services.

  • “Freedom behind bars”: worldwide standards (namely IP) become even more widespread. Generality and loose-coupling are ensured, and applications of very different kinds are all based upon the same standards. IP (and its dynasty) becomes almost a religious commandment. It is the lingua franca among devices, as English is among people.

  • Information: the world a click away is demanded. Nothing exists if it is not in the Net. Furthermore nobody exists if he/she is not in the Net. Information is all around. And information is worth money.

  • “Cyberevil”: crime moves also towards the net. Cyberthieves will rob Internet banks, cyberpickpockets will steal users’ money and identifications, will cybermurderers kill online? Surely cyberpolice will try to catch them all. The core of the Net will be as insecure as a back alley at night in a metropolis.

These trends have all one thing in common, a kind of super-trend to them all, and that is the fact that networks and communications will become increasingly important and closer in our everyday lives, both in our personal and professional aspects. This is a responsibility for telecom engineers, but also a major chance to make profit.


¿Cuánto han cambiado las cosas tres años después? ¿Cuántas de estas tendencias siguen en pie?...

4 comentarios:

cesar dijo...

Buf, no cuelgues muchos más en inglés que lo tengo un poco oxidado. Por tocar un poquillo los cojones, lo que yo creo que se impone es un "localismo globalizado", es decir el "american way of life" exportado e impuesto por doquier (con alguna que otra aportación menor de otras latitudes). Esto forma un standard que cada vez te encuentras de forma más exacta e impenitente allá donde vayas y que hace del insustituible placer de viajar algo cada vez menos sugerente y enriquecedor.

Pensamiento Único y encima débil, limitado a lo políticamente correcto. El individuo cada vez está más aborregado, adormecido por pequeñas comodidades y viviendo para trabajar. Con menos iniciativas personales precisamente ahora que tiene más medios que nunca para realizarlas.

Y el capitalismo apretando sus tenazas ante nuestra indiferencia. El 80% de la humanidad sobreviviendo con el 20% de los recursos mientras los privilegiados viven presos de la culpa y la insatisfacción.

Seguimos votando sólo una vez cada 4 años al paquete mediático que menos asco nos de. Y tragándonos un montón de insultos y mentiras.

Vivimos una mentira y lo sabemos. Además nos estamos cargando el planeta. ¿Futuro? Como no echemos el freno de mano ahora, en el presente, no sé yo si va a haber Futuro.

PD: Como esto no anime el cotarro, no sé yo ya qué escribir ;-)

Gonzalo dijo...

El mundo en que vivimos todos, en el que de hecho tenemos la suerte de vivir, necesita cada vez más de una autocrítica racional. Esto sería una obviedad universal si no fuera porque, a menudo, el carácter, tan esencial como la propia crítica, de racionalidad se diluye y anula entre la mera queja y la consabida focalización de todos los problemas del universo mundo en la persona (ni siquiera ya en el país) de George W. Bush. Naturalmente, y como dice André Glucksmann, si se le presume al señor Bush la dirección de los designios universales, su gestión no puede ser sino mala o incluso pésima, ante tan abrumadoras competencias. Es por ello que la crítica racional ha de ser precisamente razonable y razonada, y también universal. ¿Nadie ha cometido errores salvo los EE. UU.? ¿No lo ha hecho Europa?
Señalar como causa generadora del malestar mundial a los Estados Unidos de América es, sencillamente, una enormidad. Y eximir de cualquier responsabilidad sobre sus designios al continente africano, o a América Latina es, por parecidos motivos, de una ingenuidad rayana en la mala voluntad.
No hay causas únicas ni explicaciones holísticas de la miseria o la injusticia. Las responsabilidades son, muy frecuentemente, colectivas, pertenecientes al acervo de la humanidad. Ello no quiere decir que la intensidad o el grado de esas responsabilidades no varíe ostensiblemente entre unas sociedades u otras, o entre unos Gobiernos y otros.
El mundo es hoy el más habitable de la historia. Esto es innegable. Es una gran falsedad que los pobres sean hoy más pobres que hace treinta años. Nuestra mayor preocupación, a mi juicio, no habría de centrarse tanto en eliminar las desigualdades cuanto en elevar los mínimos. No es intrínsecamente malo que haya personas que vivan más cómodamente que otras (desde luego, no a costa de otras). Lo que es deleznable es que muchos millones de personas lo hagan en la miseria. La realidad es que en la India hoy se vive mejor que en los años setenta de cualquier siglo anterior, incuido el siglo XX. También viven mejor los habitantes de América Latina. La mejora ha sido mucho más discreta en los países africanos, claro, en los que los dictadores campan a sus anchas.
Bien, decir que la humanidad vive en 2007 mejor de lo que lo ha hecho en toda su historia no implica frotarse las manos en señal de complacencia. Hay muchas cosas por hacer. Es imprescindible potenciar actitudes conducentes a suavizar las desigualdades. Y absolutamente vital preservar la salud del planeta. Es por ello por lo que la crítica no puede cejar un segundo. Pero si aspiramos a que las cosas mejoren no podemos quedarnos en la consigna meramente ética o metafísica. Las utopías, citando al tan admirado José Saramago --con el que coincido aquí plenamente-- no sirven para nada, ni llevan frecuentemente a parte sana. Desde mi punto de vista, la época de las revoluciones ha pasado, felizmente, y es el tiempo de las reformas, para lo que es necesario articular propuestas factibles y no sólo eslóganes.
El capitalismo puede, en efecto, ser un sistema muy malo, muy injusto, terrible incluso. Pero es el menos malo. Es el sistema que ha posibilitado que un número creciente de personas disfruten de niveles igualmente crecientes de prosperidad. Su crítica es merecida y necesaria, ya se ha dicho. Pero el derribo del capitalismo ¿dónde nos deja? ¿Qué hacemos después? ¿Qué alternativas hay? Lo mismo cabe decir de la democracia y aun del Estado, del que se predica una gravísima crisis desde hace décadas.
Para terminar, me gustaría recordar que la globalización no sólo ha diseminado por el planeta sucursales de McDonald's, cuestión que frecuentemente se articula como argumento dogmático de los movimientos antiglobalización o alterglobalización. La globalización también ha posibilitado que, en lugar de degustar la nocivísima e "impuesta" hamburguesa estadounidense, pueda uno llevarse a la boca un kebab, o un wok, o un plato de sushi... Por no hablar más que de gastronomía.
Mi preocupación por el estado de cosas no es menor que la de muchos manifestantes-filósofos. No escribo en representación sino de mí mismo, no me debo a compromiso propagandístico alguno ni tampoco pretendo convencer a nadie, claro. La intención última de este comentario ya excesivamente largo --Diego, me habrás de perdonar-- es la de promover la crítica racional, realista, sensata... pero igualmente rigurosa, vehemente. Y, sobre todo, constructiva.
Eso es todo.

cesar dijo...

Hola Gonza, imaginaba que contestarías tú. Oye, cuando escribas un comentario largo sepáralo en párrafos, que al menos a mi se me hace más fácil leerlo.

Estamos de acuerdo en que el hecho de que Bush sea un hijo de puta (y de Bush padre) no exime a los demás. De hecho yo critico el sistema montado sobre la explotación de muchos para que vivAMOS bien unos pocos que además no somos felices con ello.

Concretamente yo veo una mano más activa en las grandes multinacionales presionando para que se lleven a cabo las políticas que les interesan. Por ejemplo desde la Mesa Redonda de Industriales Europeos (European Roundtable of Industrialists, ERT)o su homólogo americano tienen a cuatro personas por cada político para "convencerle" con sus propuestas. Y como tienen más dinero del que invierte la Unión Europea en estudios sobre las repercusiones de las posibles acciones, resulta que sus informes suelen ser técnicamente mejores, aunque sólo cuenten la parte que les interesa, naturalmente. Eso sin contar sobornos y promociones.

Lo de que lo importante es que los pobres estén un pelín mejor mientras los ricos vivamos en la opulencia no lo comparto. Ahora se da que en muchos pueblos de África hay al menos una tele y ven la imagen del mundo que da la tele y crean en ellos como en nosotros necesidades inventadas añadiendo en ellos el dolor por no poder alcanzarlas.

Además los ajustes estructurales del FMI y el Banco Mundial obligaron a muchos países, concretamente los "buenos alumnos" del sureste asiático a cambiar sus sistemas productivos (ej a vosotros os toca hacer zapatillas) cuando ellos eran pobres pero al menos se autoabastecían de alimentos. Hoy tienen que importar alimentos y hay más gente que vive en situaciones de explotación laboral (por ejemplo las niñas que murieron en la explosión de una fábrica de juguetes Mattel porque estaban encerradas).

Y desde nuestro lado no es lo mismo el drama de que se muera gente en un desastre natural que el que se muera gente de hambre y enfermedad cuando tenemos los medicamentos y dejamos pudrirse comida para que no suba su precio.

Lo dejo aquí. Lo único que me extraña es que en el blog de tu hermano aclares que "no me debo a compromiso propagandístico alguno", simpre me ha sorprendido eso de aclarar lo evidente...

Gonzalo dijo...

Separado en párrafos estaba ya mi escrito, bien que los párrafos entre sí no lo estaban. Tomamos nota para futuras y presentes ediciones.

Te pido perdón por la obviedad de mi falta de compromisos... Comprenderás que uno va haciendo callo, habitando cotidianamente la Facultad de Políticas, en la cosa del "blindaje" de las argumentaciones. Tampoco hace falta decir que uno no es fascista, pero ya sabemos todos cuán específica y convenientemente se manejan calificativos tales.

Una única precisión he de hacer: "lo importante es que los pobres estén un pelín mejor mientras los ricos vivamos en la opulencia" no responde fielmente a lo que yo manifesté aquí el otro día. Lo importante, a mi modo de ver, es que los pobres dejen de ser tan pobres e, idealmente, que dejen de ser pobres en absoluto. Es decir, y creo que esto se comprende en seguida, que lo que ha de "sensibilizarnos" no es la riqueza de uno, sino la pobreza del otro. Cuál sea la relación de estas magnitudes queda aquí fuera del análisis.

Y una idea para el cierre: el hecho de que desde África se pueda contemplar el "estilo de vida" occidental puede interpretarse positivamente: hay otra manera de vivir. Quiere decirse que, al margen de las ensoñaciones que pueda suscitar, la imagen de otra realidad puede llevar a una toma de conciencia, punto de partida imprescindible para que esa sociedad conciba, empiece a concebir, qué son las sociedades democráticas. No como paraísos, no como lugares donde cada individuo tiene dos coches y una asistenta, sino como sistema político harto diferente al que ellos padecen.

No procede aquí --no sé si no procede o sí procede, estoy cansado a estas horas-- desarrollar las implicaciones del párrafo anterior.

En fin, nada más por hoy. Nos vemos en tu blog. Un saludo.