13 junio 2007

No en mi nombre

Primero fue esto. Ah, ¿sí? Pues toma esto. Y esto y esto.

¿Significa esto que el gobierno puede dejar en pause a la Guardia Civil y a la justicia a su antojo, y darle al play cuando le apetezca? ¿Son éstas las cartas que había sobre la mesa durante la negociación? Creedme que durante el proceso nunca me identifiqué demasiado con la gente del No en mi nombre. Ahora que se ha acabado, sin embargo, sale todo lo peor. Sinceramente, no estoy en contra de que el gobierno negocie escuche, se reúna en mi nombre. Pero que negocie con sus armas, con nada más. Ni la justicia ni la seguridad. Me gustaba creer que el gobierno es un actor más - ha sido duro darme cuenta de que el Gran Hermano de 1984 o el gobierno americano de Expediente X son más ciencia que ficción.

6 comentarios:

ailatan dijo...

Cuando estudíabamos la separación de los 3 poderes, yo pensaba que era una tontería, que era algo natural, lo daba por hecho. Ahora me voy dando cuenta de que tal separación no existe en la actualidad.

Leticia dijo...

Pero esto no es nuevo.

En España tenemos un problema de terrorismo que hay que solucionar. Mirad lo que les ha costado en Irlanda. No es fácil. Y ojo, no digo que esté a favor de excarcelaciones y demás, prefiero detenciones. Pero ETA no va a dejar de matar porque sí, y una "negociacion" implica intercambio de "favores". Que esos favores pueden gustarnos más o menos, de acuerdo. Pero que todo está inventado. Pasó en Irlanda. Pasó con Aznar. Y seguirá pasando hasta que se consiga la Paz. SI EN MI NOMBRE.

ailatan dijo...

Pues no me parece que la mejor manera de llegar a la solución de este problema sea interferir en la justicia. Y que "esto no sea nuevo", no lo justifica.
Ahora de lo que tenemos que estar pendientes es de esto. Que si come o no come.

Isabel dijo...

Totalmente de acuerdo con ailatan....
Cuando los terroristas tengan la certeza de que nunca conseguiran nada matando ni extorsionando, como hoy sabe De Juana Chaos, que una nueva huelga de hambre no le va a sacar de la cárcel, pues las cosas empezaran a cambiar. El único "favor" que se les puede hacer para que nos dejen de matar es que entreguen las armas, y despues ya negociaremos.....

Gonzalo dijo...

La apreciación de Diego es valiente y novedosa. Alza el punto de vista y señala acusador al Leviatán: la lobreguez de la timba no justifica que hagan apuestas con la justicia. El Gobierno no es como Hobbes lo pinta; su poder no es absoluto, ni en este caso ni en ningún otro.

Dicho todo lo cual, cabría señalar más novedades de las que se nos cuentan. Y más diferencias. Notorias, añadiría yo. Pienso en Margaret Thatcher y en Bobby Sands, por ejemplo. Pero creo que hay algo en lo que estaremos todos de acuerdo: teníamos un precedente nefasto que clamaba, por lo menos, cautela.

Una cautela que aquí no se vio por ninguna parte. El diálogo ecuménico de Zapatero tenía todas las respuestas. A pesar de las exigencias de Otegi y Barrena, a pesar de Barajas y de la arrogancia de ANV. Pequeños inconvenientes en el camino hacia la gloria, licencias de "la astucia de la Razón", dando pasos atrás para preparar la gran zancada. En el enésimo lance del juego, se ha roto el engaño, o eso parece.

Según lo veo yo, la negociación, antes que por el objeto, deja de ser legítima en función de los que ocupan las dos sillas. En nuestro caso, desde el principio.

Diego dijo...

Realmente no tiene casi nada que ver con lo que escribí en mi entrada, pero me resulta curioso: después de unos días paseando por el País Vasco, viendo faros, costas, pueblos y ciudades, la gente que habla español, euskera y euskañol, un recital de txistu, un grupo de danzantes típicos, pancartas a favor de la reagrupación de los presos vascos, carteles de ANV "a la vista" mostrando las caras de todos sus candidatos y hasta una manifestación pro-Euskadi en La Puebla de Arganzón... se extiende, barriendo todo lo demás, un sentimiento claro, franco, transparente, de lo ridículo que es hablar de el problema vasco, de nacionalismos, de territorialismos... y de lo doblemente despreciable que, por consiguiente, es cualquier delito que en ello busque su justificación. En fin...